Posibles conductas de los niños ante un divorcio
El
divorcio es el desenlace de un vínculo afectivo, es una
faceta más de la vida sentimental entre dos adultos. Cuando se
termina con una relación, y esto se vive con niños a
nuestro cargo, debemos ser especialmente cuidadosos para
amortiguar los periodos de angustia y tristeza por los que se puede
pasar.
La
infancia es el periodo que va a marcar toda la existencia adulta, las
mella afectiva de esta etapa es incuestionable, cuando se produce un
divorcio u otra ruptura
del vínculo emocional
debemos asegurarnos que nuestros hijos
sientan que su padre y su madre siempre serán responsables y que procurarán hacer todo lo posible para que las cosas cambien
muy poco para ellos.
El
divorcio
es una de las situaciones más difíciles a las que va a enfrentarse
un niño.
Para evitar miedos, es imprescindible explicarles el divorcio
con comprensión y sensibilidad, ya que una mala gestión de esta
situación
puede provocar en los niños una preocupación excesiva
y persistente por perder a sus padres o a que les suceda algo malo,
presentando “una especial resistencia o rechazo a ir a cualquier
otro sitio en el que no estén sus padres”.
Desde
aquí os dejamos algunas respuestas que puedan aportarles consuelo y
facilitar su adaptación, así como una guía de pequeñas reacciones
que pueden tener los niños
ante un divorcio:
Qué reacciones pueden tener nuestros hijos ante un divorcio.
1.-
¿Por qué se va papa/mamá de casa?
Está pregunta se debe contestar de
una manera objetiva, ya que los reproches y acusaciones hacia el otro
progenitor puede provocar en los niños un “conflicto de
lealtades”, traducido en sentimientos de confusión, necesidad
de asegurar el cariño, sentimiento de traición hacia uno de ellos,
les puede generar mucha inquietud y nerviosismo. Para los niños
tiene mucho más interés saber dónde va a vivir el otro progenitor,
y cada cuanto tiempo podrá visitarlo.
2.-
¿Tiene mamá/papá otra familia?
Los
niños
ante un divorcio
viven grandes “sentimientos
de abandono”.
Viven con especial sensibilidad el “miedo a no ser queridos”, a
ser “rechazados” en grupos, etc. Se traduce en timidez y
dependencia emocional. Otras veces los
niños
se sienten desplazados por motivos justificados. Los padres deben ser
especialmente cuidadosos cuando inicien una nueva relación. Aquí
los niños
pueden sentir que la familia «anterior» ya no ocupa el primer
plano, y los niños
necesitan poder seguir amando a su madre y a su padre, con
independencia de la vida que éstos lleven.
3.-
¿Vais a volver a vivir juntos? ¿Cuándo vuelve papá/mamá?
Los
niños
después de un divorcio
desarrollan intensas fantasías de reconciliación, proyectando
el deseo de volver a vivir con su padre y madre. Se traduce en llevar
juguetes para recordar al padre/madre ausente, querer dormir con
padre/madre ausente, hablar constantemente del progenitor que no
está. En este punto la sinceridad es crucial, hay que explicarles
que la nueva situación es definitiva, y no causarles más dolor, ni
confusión de la que de por sí ya tienen.
4.-
En ningún caso hay que reprimir los sentimientos de los niños.
Suelen tener “rabietas” fuertes y ataques de ira recurrentes. Es
importante dejar que el niño exprese sus emociones y sentimientos y
no dejarlo solo cuando esto ocurra.
Debemos
tener presente en todo momento que los niños no tienen que
tomar partido por ninguno de los dos progenitores después de un divorcio, si los empujamos a
esto con nuestra actitud sólo estaremos causándole mucho dolor. Es
nuestra responsabilidad como padres hacer todo lo posible para evitar
que esta situación les deje secuelas indeseables y duraderas. Los
niños no son culpables de nada. CUIDEMOS DE ELLOS CON NUESTRA
ACTITUD Y RESPONSABILIDAD.
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